Uno de los puntos clave de la limpieza de cocina, es la limpieza de ollas y sartenes. Hay productos que uso común en el hogar como el vinagre y la lejía que nos ayudarán a alargar la vida de estos objetos.
Para un buen mantenimiento es recomendable no usar estropajos u otros objetos que puedan rayar su superficie. Hay que limpiarlas con un detergente suave.
Aunque no se oxidan, alimentos ácidos como el limón pueden picarlos, por lo que hay que prestar atención cuando se cocina con este tipo de alimentos. Pero si esto ocurre, podemos usar detergente en polvo y frotar suavemente con un estropajo de alambre.
Si hay algún pegote muy resistente, sumergir la pieza en agua caliente con jabón y añadir bicarbonato, eso facilitará su eliminación.
Para que el esmalte del interior mantenga su color blanco, calentar en la cacerola agua con un 25% de lejía durante 10 minutos.
Hervir agua con vinagre durante unos minutos. Después añadir sal y depositar las cazuelas, dejándolas en remojo hasta que se enfríen. Será más fácil eliminar la suciedad.
En el caso de que ollas o cacerolas no queden limpias en el lavavajillas, sacarlas cuando esté a máxima temperatura, pasar un estropajo y volver a meterlas en el lavavajillas. Los resultados mejorarán notablemente.
Para conseguir que nos dure más una sartén tenemos que hacer algo muy sencillo antes de estrenarla. Cubrir un centímetro de su fondo con vinagre y dejar reposar durante una hora. Luego limpiarla bien, secar y frotar con una pequeña cantidad de aceite.
Después de haber lavado una sartén de hierro, secarla bien y untarla con aceite. De esta manera evitaremos que se oxide.
Las sartenes no se deben lavar en el lavavajillas ya que el detergente puede ser abrasivo. Será mejor lavarlas con una esponja y jabón suave.
Si los quemadores han acumulado mucha suciedad y grasa rebelde, una forma de eliminarla es sumergirlos en aguarrás durante un par de horas. Después aclarar bien y limpiar con jabón.