¿Quieres saber sobre el metabisulfito sódico y tomar la mejor decisión sobre qué aditivos usarás en tus preparaciones? En este artículo te descubrimos todo lo que necesitas saber.
El metabisulfito sódico, también conocido como metabisulfito de sodio, disulfito de sodio o pirosulfito sódico es un compuesto químico que se reproduce por la reacción química del dióxido de azufre (SO2) con la sosa cáustica (NaOH). Su fórmula química es, de manera simplificada: Na2S2O5.
El aspecto comercial de este químico es muy similar al de otros ingredientes: consiste en un polvo blanco y granulado, como si fuera sal, aunque con un ligero tono amarillento y manteniendo el olor característico del dióxido de azufre.
Aunque tiene utilidades en varias industrias, junto al bisulfito sódico, resulta un componente muy práctico en alimentación por sus propiedades como conservante y antioxidante. De hecho, recibe el código E-223, que lo avala como un ingrediente seguro (siguiendo los límites establecidos por la ley) para su consumo según la Unión Europea.
Cuando se utiliza este aditivo, se puede disolver fácilmente en el agua y la solución resultante puede descomponerse si se expone a temperaturas superiores a los 120° C.
Como verás, el metabisulfito sódico puede usarse como conservante o antioxidante en muchos tipos de productos:
El poder antioxidante y conservante de este químico permiten que mantenga al alimento en buen estado y evite la rancidez tan típica de cualquier alimento que contenga frutas y otros productos orgánicos que sean fáciles de degradar.
Siempre y cuando se utilice en las proporciones legales máximas, el metabisulfito de sodio no cambiará el gusto de los alimentos en los que se incluya.
Además de esto, también se encuentra en la industria de la elaboración de bebidas como la cerveza, la sidra o el vino, ya que es muy práctico para esterilizar, matando bacterias e inhibiendo el crecimiento de la levadura, atrapando también el oxígeno que pueda dañar la bebida en cualquier transferencia entre contenedores.
El metabisulfito de sodio no solamente se usa en la alimentación, como decíamos, sino que su utilidad va mucho más allá y es aplicable en varias industrias. Entre otras cosas, esto es debido al potencial antimicrobiano que posee:
Como puedes ver, las posibles aplicaciones no se limitan a la industria de la alimentación. El metabisulfito de sodio también es práctico como declorante, desinfectante y secuestrante de oxígeno (entre otros) cuando lo utilizas adecuadamente en algunas recetas.
Después de conocer todas sus propiedades y su posible aplicación, es importante reconocer los posibles riesgos que conlleva el uso de este componente.
Como muchos componentes químicos que se pueden utilizar en varias industrias (entre ellas, por supuesto, la alimentaria), el metabisulfito sódico conlleva ciertos requisitos de uso y es conveniente recordarlo para tomar las precauciones correctas, sobre todo en cuanto a su manipulación.
En la página del producto el comprador puede encontrar la ficha de seguridad y descárgarsela, pero aprovechamos para dar unas pinceladas en este artículo que tal vez te interese conocer antes de tomar la decisión de comprar metabisulfito sódico.
En primer lugar, es importante manejar el producto de manera que el paquete quede cerrado y no tenga un contacto directo con el aire ni el agua, ya que tiende a absorber la humedad muy rápidamente. Es por eso mismo que este componente suele venderse en botes herméticos.
Otro factor a considerar, y más importante aún en cuanto a seguridad, es que no se debe de inhalar ni permitir un contacto directo con la piel ni ojos, puesto que cuando entra en contacto con la piel puede provocar irritación (y en altas concentraciones puede hasta resultar tóxico para el organismo).
En el aparato respiratorio esto puede agravarse, ya que al irritar la nariz, garganta o pulmones puede generar problemas de respiración, tos o falta de aire. Si hay alergias a los sulfitos o problemas como el asma, será importante mantenerse lo más alejado posible de este ingrediente o, como mínimo, protegerse adecuadamente para minimizar al máximo la exposición.
En caso de que el producto no se manejase adecuadamente y la piel estuviera expuesta, sería importante lavar la zona afectada con abundante agua (en el caso de que haga contacto con la piel).
Si tratas el metabisulfito sódico con cuidado, podrás disfrutar de su gran utilidad como antioxidante y conservante en la industria alimentaria. Te recomendamos probarlo en tus platos, y si ves que no te convence ya sabes que en Vadefood encontrarás muchas más alternativas.