El lauril éter sulfato de sodio es un producto usado como materia prima en algunas industrias, y por supuesto puede llegar a serte útil si quieres disfrutar de sus propiedades en tus productos. En este artículo de Vadequímica te explicamos todo lo que debes saber para conocerlo y tomar la decisión final sobre si te conviene emplearlo en tu proceso.
El lauril éter sulfado de sodio, también conocido como lauril éter sulfato sódico o por las siglas SLES es un líquido amarillento o sin color, viscoso y de olor suave. Según la ficha técnica de este producto, su fórmula específica es C12+2nH25+4nNaO3+nS y sus propiedades es la de un detergente y surfactante.
En esencia, el SLES es un tensioactivo. Los tensioactivos generan espuma en cuanto son utilizados con agua, y ayudan a eliminar la suciedad junto al producto.
Dicho de manera más precisa, su principal función es la de emulsificar las grasas, reduciendo la tensión superficial del agua. De esta manera, facilita la generación de espuma y provoca que el potencial de lavado sea mayor en cualquier producto, ayudando a hacer llegar el agua a todos los rincones.
Por supuesto, no sería adecuado para el uso con agua para limpiar si no resultara ser una sustancia que tiene una naturaleza neutra. Esto lo hace apto para entrar en contacto con todo tipo de pieles, incluso las más sensibles.
Además de su ya conocido uso como generador de espuma para fiestas o cualquier otro evento, también resulta una materia prima indispensable en productos dedicados a la limpieza de la piel o en dentríficos, por ejemplo. A continuación te daremos más detalles sobre todo esto.
Los siguientes productos llevan SLES como materia prima, aprovechando sus beneficios:
Uno de los usos más comunes del SLES es en champús. Gracias a su alta compatibilidad con la piel, incluso las personas con cueros cabelludos sensibles pueden usar productos que contienen SLES sin preocupaciones.
Su capacidad para generar espuma facilita una limpieza profunda, eliminando la grasa y los residuos que se acumulan en el cabello de manera muy habitual.
Además, la presencia del lauril en la fórmula suele espesar el producto, lo que proporciona una sensación de mayor calidad durante el lavado.
Los geles de baño con SLES se benefician de sus propiedades humectantes. Estos productos no solo limpian sino que también ayudan a mantener la piel hidratada.
El SLES se disuelve fácilmente en contacto con el agua, facilitando que los aceites naturales de la piel se mantengan intactos, lo que permite que el consumidor mantenga su piel suave y nutrida tras el baño.
En el mundo de la cosmética facial, la suavidad es clave. El SLES es valioso aquí también. Sirve principalmente para descomponer y eliminar el maquillaje y las impurezas sin provocar irritación.
También se suele encontrar en las pastas de dientes porque es seguro para su uso en la boca y ayuda en la distribución uniforme del producto durante el cepillado.
Además, su capacidad para generar espuma facilita la eliminación de residuos de alimentos y bacterias, asegurando una limpieza dental completa.
Desde jabones hasta cremas, el SLES es un ingrediente clave que proporciona textura y potencia limpiadora. Su capacidad emulsionante permite mezclar ingredientes que normalmente no se combinan bien, como aceites y agua, para ofrecer una limpieza eficaz. En cremas, su propiedad humectante ayuda a mantener la piel hidratada.
La efectividad del SLES no se limita al ámbito personal. También es un ingrediente frecuente en detergentes para ropa y productos de limpieza del hogar. Sus propiedades emulsionantes y formadoras de espuma facilitan la eliminación de manchas y suciedad, incluso en bajas temperaturas.
Para limpiar platos y utensilios de cocina, los jabones líquidos con SLES son muy eficaces. Su propiedad emulsionante descompone los residuos de grasa, mientras que su capacidad para generar espuma facilita la eliminación completa de la suciedad.
Es bastante común la duda sobre la diferencia entre uno u otro tipo de producto, sobre todo debido al nombre.
Por un lado, tenemos el lauril éter sulfato de sodio, que es el que estamos describiendo en este artículo y al que nos referimos por las siglas SLES.
Por otro lado, está el otro producto que se suele buscar mucho y que se puede confundir con este, que es el lauril sulfato de sodio, o SLS.
Estas son las diferencias clave:
En otras palabras, si quieres obtener los mejores resultados, tu mejor opción en la mayoría de situaciones es apostar por el SLES, el producto que te estamos describiendo en este artículo.
Como puedes ver, el lauril éter sulfato de sodio resulta muy práctico en el ámbito de la limpieza. Si quieres conseguir buenos resultados, ya sabes, pruébalo en tus productos y verás cómo aumentas su calidad. Recuerda que puedes ponerte en contacto con nuestro equipo si tienes duda sobre este o cualquier otro producto químico antes de comprarlo.